La manera de hacer publicidad y de atraer ventas está cambiando… drásticamente.
Hace unos 50 años la fórmula era fácil: invierte millones en un producto, invierte otros tantos en un comercial de televisión que corra durante todo el día, y vende millones.
Ahora, las cosas han cambiado. Con la llegada del Internet los anuncios en medios tradicionales han perdido mucho impacto, y no es casualidad que las grandes televisoras reporten muchos menos ingresos cada año, mientras que los presupuestos destinados a digital y BTL vayan en aumento.
El comprador ahora tiene un sinnúmero de opciones, de todo el mundo, y puede acceder a información sobre el producto antes de comprarlo, y compararlo con otros así como en dónde adquirirlo a mejor precio y con más beneficios. En la era de la inmediatez, el servicio lo es todo: una mala experiencia se traduce en videos virales, y una buena en recomendaciones orgánicas.
Por esto, la competencia se volverá más feroz, y los compradores buscarán diferenciadores clave, especialización y SERVICIO: garantías extendidas, ayuda para configuración o instalación, cambios o devoluciones sin compromiso y asesoría profesional para elegir la mejor opción.
La tecnología ya cambió el cómo hacer publicidad, no es suficiente gastar una fortuna en pauta y en desarrollar un producto o servicio genérico. Se deberá ser más creativo con la oferta, y destacar los atributos de valor de nuestra propuesta.
Hagamos las cosas de forma distinta, no más anuncios intrusivos, y mejor busquemos una experiencia para el cliente, promocionada de una manera original, atractiva y diferente: nadie quiere más de lo mismo. Renovarse o morir… o pregúntenle a Blockbuster.
Lectura recomendada
Seth Godin – El Marketing del permiso